Cuando se cumplía la 2ª serie, un derrame de aceite provocó la salida de pista de dos autos, por suerte sin consecuencias para sus ocupantes, no así para el siguiente, que al dejar el asfalto, y en la profunda banquina encontró la sólida pared de una alcantarilla con la que golpeó a 200 kilómetros por hora.
Allí nos dejó un buen piloto, pero más un gran tipo, Jorge Alfredo Cosma, quien ya no utilizaba el seudónimo Martín García, con el cual durante mucho tiempo ocultó a sus padres la práctica de su gran pasión, el Turismo Carretera. Junto a él cayó Roberto Oscar Brizuela, que desde dos años antes cubría la butaca derecha del auto.
La Asociación Corredores Turismo Carretera les brinda su eterno recuerdo como siempre integrantes del TC.
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